martes, 26 de abril de 2011


Ichi The Killer, una propuesta visual brutal.

un mash-up de géneros que son extremos al límite, con Ichi, hace una mezcla de comedia negra con una sátira de la mafia, que como era de esperarse, salpica con un generoso gore

Las influencias de un director son parte fundamental para la creación de un estilo propio. Takashi Miike ha creado un estilo propio que lo ha hecho resaltar como uno de los directores más violentos y sádicos del cine actual. Su estilo visual es particular. La cinta que engloba todo su mundo es sin duda, Ichi the killer. 

Un conocido jefe de la Yakuza (la mafia japonesa) desaparece junto con un botín de 100 millones de yenes. Su mano derecha, el sanguinario y masoquista Kakihara, y el resto del clan, emprenden su búsqueda, ya que no creen que se haya fugado. Para encontrarlo utilizarán todos los métodos que consideren oportunos, ya sea torturando o matando. Así, Kakihara consigue averiguar que lo que pensaban que era una desaparición, es en realidad un asesinato, cometido por un hombre llamado Ichi, un esquizofrénico que cuando pierde el control puede hacer picadillo, literalmente, a cualquiera. Con esto, quiere resarcirse de los traumas de la infancia, aunque lo que consigue es lo contrario. Pero Ichi no está sólo en esta lucha, le acompañan unos repudiados del clan, destacando a Jijii, que es la cabeza del grupo y quien incita al caos que se organiza. 

Takashi Miike se ha caracterizado por hacer una mash-up de géneros que son extremos al límite, con Ichi, hace una mezcla de comedia negra con una sátira de la mafia, que como era de esperarse, salpica con un generoso gore, típico de Miike. 

El desarrollo de la película es llevado por el mero pretexto de una batalla entre dos grupos de la mafia nipona, si bien se toman los nombres del clásico clan de los Yakuza, toda la historia se centra en la búsqueda del asesino letal, Ichi y el asesino Kakihara. Cada uno de los asesinos se desarrolló con un trastorno común en las historias de homicidas –Ichi era víctima del bullying, mientras el otro es un amante de los golpes—lo que te da una perspectiva distinta de cada una de las historias, dando así una justificación clara de la violencia de ambos. 

Cada una de las escenas están cargadas de una violencia gráfica extrema y de un lado cómico, lo que ayuda a relajar al espectador y disfrutar de una historia que en momentos resulta patética, por sus diversos momentos de mofa --el “malo” de la historia viste de rosa y lentejuelas, el “bueno” es llorón y violento en extremo--. 

Ichi the killer, resulta ser una clara influencia para muchos de los realizadores que hoy presumen ser violentos – ¿Alguien dijo Tarantino y Eli Roth?--, cada una de las escenas han sido sacadas de la retorcida mente de uno de los directores nipones más atrevidos de la última década, y dónde los extremos son los que hacen que brille la historia. 

También resalta por su excelente dirección y edición, dándole un toque trasgresor y enriquecedor para la historia –cosa que admiro de los directores orientales--, Miike tiene un propuesta visual y narrativa brutal. 

A la película se le pueden adjudicar un sinfín de adjetivos puede ser: desagradable, grosera, absurda, soez, disparatada, caótica, enfermiza, corrosiva, demente, áspera, insana y psicotrópica. Y a la vez: desternillante, desvergonzada, fascinante, original, catártica, apasionante, burlona, atrevida, fresca y sumamente divertida. 

Takashi será recordado por cerrar una historia de inmensa violencia con un final bastante absurdo, que aún así, será la delicia de muchos. 


Diego S.

lunes, 25 de abril de 2011


Temporada de Patos, una comedia honesta e inusual.


El cine mexicano ha formado todo un estereotipo del mismo cine nacional, la mayoría de los espectadores nacionales creen ya saberse lo que verán en una cinta de manufactura mexicana. Sin embargo, existen directores arriesgados que buscan desetiquetar y encontrar un estilo propio. Temporada de Patos es un trabajo sencillo, bien hecho y lleno de empatía. 

Flama y Moko son dos chavitos de catorce años, tienen el departamento solo y todo lo necesario para hacer un domingo menos aburrido. Pero no se imaginan que la falta de luz, su amiga la vecina y el repartidor de pizza, harán que su típico fin de semana se vuelva un poco inusual. 

Temporada de Patos es aventurada en cuanto a su estructura visual, por su fotografía y las escasas locaciones, todo esto es parte de una osadía de un director que no se ha visto estancado por falta de presupuesto, su creatividad lo llevó a lograr lo que pocos directores han logrado y mantener una postura, Eimbcke realizó una historia llena de empatía, sin poses intelectuales –que abundan en nuestro cine— que podría haber sido un blockbuster de taquilla –pudo ser protagonizada por los actores recurrentes en el cine mexicano--, pero su creador optó por hacer una historia honesta y bien hecha. 

Cada uno de los personajes de Temporada… son sacados de las vivencias de Fernando –quien también es el escritor—lo que hace a la cinta, un anecdotario, haciendo de cada actor un personaje cero acartonado y repleto de naturalidad. Temporada de Patos toca temas diversos de manera fluida sin ser rebuscada. El divorcio de los padres y el dilema de afrontarlo, la frustración en la vida adulta y la confusión del amor y la amistad, esto es Temporada de Patos. 

La fotografía está de más decir que es excelsa, Alexis Zabé, ya ha creado escuela en el ámbito nacional y destaca por ser el favorito de la “nueva escuela” del cine mexicano –dígase Reygadas y Escalante--. La narrativa empleada por Eimbcke es básica y correcta, en su mayoría planos fijos que se centran en mostrar el comportamiento de cada uno. Mención honorífica a la escena donde los cuatro personajes se quedan viendo fijamente a la cámara, como si esta fuera un espejo –recurso narrativo del director bien empleado--. 

Eimbcke, creó una película llena de escenarios que muchos hemos compartido, lo que la convierte en una graciosa historia muy en el estilo de Woody Allen, y al decir comedia no me refiero a la risa fácil por chistes, no, si no por la afinidad. Su director es una gran promesa del cine. Y lo mejor, honesto en sus historias.

Diego S.

domingo, 24 de abril de 2011


Triste San Valentín, el encanto de la crudeza

te quedarás pensando envuelto en el drama en el que está inmerso este maravilloso largometraje.

Uno de los aspectos que hacen que el cine me encante en todas sus vertientes, es su sencilla manufactura que va más allá del género fantástico o de ficción, el cine ha servido para recrear momentos históricos y en ocasiones --buenas o malas—la condición humana. Triste San Valentín es demasiado humana. 

Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) llevan varios años casados y han tenido una hija preciosa, Frankie (Faith Wladyka). Pero su relación no ha sido precisamente un camino de rosas. Cindy tuvo que abandonar primero a su novio Bobby (Mike Vogel), lo que le ha costado a Dean alguna paliza. 

Dean ha tenido sus más y sus menos con los padres de ella. Cindy vive dedicada a su trabajo en un hospital mientras él se ha conformado con pintar casas en el barrio. Iremos viendo en paralelo el desgaste inherente a toda relación, los momentos álgidos y pasionales y los momentos en los que todo parece venirse abajo. 


Y con el demasiado me refiero al acercamiento tan rudo que muestra la cinta sobre las relaciones amorosas, es raro toparse con una película que retrate tan fielmente un repaso de los altibajos y momentos brillantes de una pareja. Triste San Valentín no miente al decir que una relación amorosa está hecha de momentos de todo tipo, y son esos momentos los que deciden el rumbo de una relación. ¿Crudo no? Pero la crudeza es el encanto de una cinta terriblemente honesta. 

En raras ocasiones me he topado con un par de actores que transmitan la química en todo tipo de actos, Gosling y Williams, jamás pierden el hilo dramático en escenas tanto como felices y dramáticas, lo cual provoca un inmenso duelo actoral. Los dos actores son las promesas actuales del cine, y próximamente dueños de una estatuilla del Oscar. 

Blue Valetine, convence por su sencilla narrativa que muestra las dos realidades de la pareja, provocando que la cinta sea ágil y nos revele la metáfora de una relación. 

La fotografía y la música – a cargo de los magníficos Grizzly Bear--siempre están marcando cada instante de la pareja, por un lado el vestuario en colores vivos te remiten a los momentos felices del inicio de la relación, opacos y grises cuando el amor se pierde y todo se degrada. El azul es el color que predomina para ayudar también a remarcar las situaciones de los protagonistas. 

La cinta de te hará quedarte hasta el final de los créditos, y sin mayores pretensiones te ocurrirá lo que me suele pasar a mí siempre con Cronenberg, te quedarás pensando envuelto en el drama en el que está inmerso este maravilloso largometraje.

Diego S.

sábado, 16 de abril de 2011


La Otra Familia, busca sólo conmover en lugar de informar

A grandes rasgos entretiene y es una cinta que busca la lágrima fácil. 

El cine mexicano ha estado evolucionando en crece en base a técnicas y la apertura a temas tabús para la sociedad mexicana. Si bien los principales tópicos tocados en la cinematografía nacional son temas ya quemados, poco a poco, se han estado abriendo al tema de la homosexualidad, que si bien no son el contexto central de la cinta o si son enteramente gays, no gozan de una gran corrida nacional, e inclusive no ven la luz en las salas de cine. El mérito de todas esas cintas mexicanas que abordan el tema de la diversidad sexual es ir amoldando el camino. La otra familia de Gustavo Loza, es el primer blockbuster con “temática gay” y eso es de aplaudirse en nuestro país. 

Al ser abandonado durante 3 días por su madre adicta al crack, Hendrix un pequeño de 7 años es rescatado por una amiga y encargado a una pareja homosexual. Su madre es forzada a entrar en rehabilitación, mientras su amante un traficante de drogas, ve en él un redituable negocio si lo vende a un matrimonio que acaba de perder a su bebé. La madre huye de la clínica para recuperarlo a como dé lugar, por su parte las autoridades tratan de ingresarlo a un horfanato para protegerlo. Al parecer todo mundo puede opinar sobre el futuro del niño, pero ¿Qué es lo que realmente conviene a Hendrix? ¿Quién puede decidir cuál es el hogar perfecto? 

La premisa me atraía mucho, de hecho no sólo por la cuestión de que fuera una película homosexual con actores conocidos en el cine mexicano, si no por el contexto de la evolución de la familia, si bien la diversidad es aún un tema delicado, aceptar una familia diferente a la nuclear es intolerable para los mexicanos. Me causaba morbo cual iba a ser la manera de manejarla cinta. Sólo me limito a decir que es una cinta que no aporta nada en cuestiones sociales, al homosexual lo pintan durante más de la mitad de la película como un depredador. ¿Por qué depredador? Cuando entra el niño al hogar de la pareja gay, la chacha y el jardinero, sólo tratan de protegerlo asumiendo que los homosexuales son unos depravados sexuales –vaya esa es la sensación que me provocó--. Independientemente de que la ideología de los personajes evolucione, es una manera tonta de presentar al homosexual y desinformar a la sociedad. 

Por otro lado las historias paralelas al tema principal, resultan un tanto incompletas. La inseminación artificial, las drogas y el matrimonio sin hijos, son temas que no cierran por completo. ¿Qué no han escucha el dicho, “el que mucho abarca poco aprieta? 

Uno de los principales conflictos que tuve con La otra familia, fue la elección del reparto. El hijo de Gustavo Loza, quien da vida al niño a Hendrix, resulta ser una decepción, su actuación es plana y hasta cierto punto chocante , en todo momento que habla el niño parece tonto y carece de ternura y simpatía. El reparto en general es malo, salvo Luis Roberto Guzmán quien acertó con su personaje de un homosexual con carácter, mientras Nailea Norvid es la que sorprende como una adicta al crack, apoyada en una gesticulación digna de pertenecer al mundo junkie de Trainspotting. 

A grandes rasgos entretiene y es una cinta que busca la lágrima fácil. Digna de ser un especial del desaparecido programa de la señora Pinal.

Diego S.

viernes, 15 de abril de 2011


Scream 4, un reciclaje recargado

Scre4m es como lo he dicho, una parodia del cine de género slasher y la reafirmación de un subgénero poco explotado, la comedia de terror.

A pesar de las miles de dudas que  surgieron cuando Wes Craven dio a conocer que haría una secuela más sobre Scream,  mi credibilidad por el  denominado maestro del terror, no decayó en ningún momento, a pesar de que llegué a creer que se le habían agotado las ideas.  Scre4m marca su regreso luego del bodrio de Espíritus.
Scream 4 (2010)  retoma la trama después de diez años de la última cinta, Sidney Prescott ha logrado olvidar los asesinatos cometidos en Woodsboro. Ahora convertida en una escritora de éxito, vuelve a su pueblo natal con motivo de la gira de promoción de su nuevo libro. Pero su regreso irá acompañado de una nueva ola de crímenes perpetrados por un viejo conocido: Ghostface, quien ha reinventado el juego y ha cambiado las reglas.
Comencemos por el característico intro para cada una de sus secuelas. En Scre4m no pudo ser mejor, de  hecho creo que ha sido el mejor.  Una película dentro de una película, dentro de otra película. Ese inicio que algunos consideraron absurdo,  demuestra de que está hecha la saga de Craven,  y una clara mofa al género de terror actual.
Scre4m le hace el honor a su eslogan, “nueva década, nuevas reglas” y le puedo añadir, “scream recargada”.  ¿Qué hace atractiva la cuarta entrega de ghostface? Así como en la primer parte, Craven dota la historia con múltiples referencias cinematográficas de las cintas que han marcado la última década, en la que Scream ha estado ausente. De tal manera esto es lo que proporciona frescura a la cinta para poder armar toda una nueva antología del género del terror, y ser disfrutable para las nuevas generaciones, con el mismo tipo de clichés que la caracterizan.
Craven supo encaminar bien el destino de la franquicia, por una parte al saber en qué momento filmar la secuela,  el mejor acierto, el guionista de las dos primeras, Kevin Williamson, quien dota al guión de su particular humor negro, cerrando una historia redonda y fluida que deja ver su clara fascinación por el terror –y con eso me refiero a “la historia” de la cuarta--.
El reparto encabezado por los ya conocidos de Ghostface, Neve Campbell, David Arquette y Courtney Cox, son piezas fundamentales de la saga y lo mejor es que hacen bien su papel, por otro lado tenemos la inclusión de actores jóvenes, Emma Roberts, Hayden Panettiere y Rory Culkin, quienes se desenvuelven cómodamente en el género. Cabe destacar que la jovenzuela de Héroes resaltó por su simpático personaje, que presume de ser una conocedora del cine de terror.
Puedo decirles que Scre4m, es un reciclaje bien intencionado de la primera parte, de hecho es importante destacar por la intención tan descarada de Craven, por burlarse de la inevitable ola de todas sus películas y la infinidad de secuelas que prepara Hollywood, así como la bofetada con guante blanco a todos los refritos, con un diálogo clave de Neve Campbell “la copia nunca supera a la original”. Y recuerden, lo entretenido de estas películas es descubrir al asesino, que en esta ocasión le dieron un twist fascinante e inesperado.
Es importante aclarar que la película no es una cinta de “terror” como todo mundo piensa y la cataloga, Scre4m es como lo he dicho, una parodia del cine de género slasher y la reafirmación de un subgénero poco explotado, la comedia de terror.
Diego S.

jueves, 14 de abril de 2011


Kill Bill un excelso homenaje a los gustos del propio Tarantino

Tarantino hizo Kill Bill rindiendo homenaje a las películas de serie B japonesas, y al clásico spaghetti western de Sergio Leone.

Como la mayoría de los cinéfilos saben, la filmografía de Tarantino es el resultado de los gustos propios del director y las miles de horas que pasó de empleado dentro de un vídeo club. Pulp Fiction, fue la cinta que lo catapultó a la fama y le dio el mote de “director de culto”, por sus trabajos atípicos, su estilo visual y los largos diálogos impregnados de un humor ácido y negro. Su obra de culto instantáneo ha sido su cuarto largometraje, sí, Kill Bill se convirtió de en una cinta de grandes debates en torno a su género y la obra de Tarantino. Al final resultó poseer una de las principales características por las que se consideró de culto, la amas o la odias. 

Está de más que hable sobre la sinopsis ya que es muy conocida, pero para los despistados que no la han visto ni en televisión abierta, la cinta trata de los siguiente: Uma Thurman es una asesina que, el día de su boda, es atacada por los miembros de la banda de su jefe, Bill (David Carradine). Logra sobrevivir al ataque, aunque queda en coma. Cinco años después despierta con un trozo de metal en la cabeza y un gran deseo de venganza en su corazón. 

Para poder entender una de las cintas incomprendidas y excesivas del señor Quentin, se deben de considerar dos cosas. Tarantino hizo Kill Bill rindiendo homenaje a las películas de serie B japonesas, y al clásico spaghetti western de Sergio Leone. Así que tomen como base esos dos puntos importantes. 

Volumen 1 

La primer parte de la saga se caracteriza por acoger toda la acción de la historia, si bien, muchos criticaron el guión, les recuerdo que Kill Bill fue concebida como una sóla película, pero debido a su larga duración se dividió. Aclarando ese punto, el primer volumen, nos muestra escenas repletas de acción –vamos muchos de nuestros parientes la vieron sólo por las peleas— espadas, persecuciones, sangre, golpes, chicas sexis… vamos está manufacturada como una cinta de “acción”. Todo lo anterior no son más que una excusa para recordarnos a todos lo que era el cine hace unos años y lo que ha influido en los cineastas. 

Independientemente de todas las secuencias sacadas de alguna película del seribe B, Tarantino no olvida lo que es el lenguaje narrativo, las escenas previas a cada asesinato, primeros planos con música amenazante --véase la escena entre la novia y o-rhen o la escena entre la novia y elle driver--. Entiendo que los personajes en momentos se tornan planos, aunque muy bien determinados emocionalmente. Pero por otro lado ¿será que Bruce Lee era un personaje muy profundo, o Clint Eastwood igual? 

Volumen uno es una adicción tanto para los que desconocen las bases del entonces querido Tarantino –juicio personal--, tanto para los que presumen ser conocedores del séptimo arte. Entretenida y exquisita. 

Volumen 2 

De manera correcta la segunda parte de la venganza de la novia hace una retrospectiva de la descontrolada primera parte, vamos es la justificación de toda la violencia que se veía gratuita en principio. Volumen dos es la parte seria de la película--lo que viste en la primera, no lo verás en esta--. 

Beatrix y Bill son el contexto de este número. Lejos de centrarse en escenas de peleas y coreografías de artes marciales, Tarantino entrega una historia intensa y profunda, con lo diálogos más interesantes y, me atrevería a decir, más sobrios y casi poéticos de lo que jamás he escuchado en una película de Quentin. En lugar de las ya típicas frases recargadas de palabrotas y estupideces para causar efecto a través de lo rudo, Kill Bill volumen dos tiene un guión notable, inteligente, filosófico, duro pero no hasta el extremo de lo desagradable y, en ocasiones, dulce, ocultando un caramelo envenenado, que aunque suene cursi termina teniendo un sabor amargo. 

Si bien en el inicio de la saga, Bill se conoció del todo, aquí el personaje que se pintaba como malvado se desarrolla del todo – ¿tenía que ser no? No por nada está en el título de la película— se muestra tal cual para demostrar que es capaz de sentir amor por la única mujer a la que admira –a pesar de haberle dado un tiro-- cuyos sentimientos por ella rayan en la veneración. David Carradine muestra una extraordinaria complejidad del personaje actúa como un imán y hace que no lo miremos simplemente como al asesino, sino como al ser humano imperfecto que es. Y, comprendiendo sus orígenes, el modo en que se gestó en él el hombre que deparó en asesino por las circunstancias, por tener que aplicarse a la ley de la selva: matar para que no te maten. Matar como medio de defensa de tu propia vida cuando vives en un nido de serpientes. 

Uma Thurman obtuvo el papel de su vida, lejos del personaje guiado por la venganza y la violencia, Thurman se comprometió físicamente y psicológicamente, las difíciles batallas y agotadoras coreografías, el utilizar distintas armas, los gestos, la novia pasó por una odisea de complejas situaciones que le ayudaron a soltarse y poder decir los diálogos con credibilidad, pareciera que ella realmente la buscaba. Su actuación es imprescindible. 

Kill Bill en conjunto mantiene una dirección de arte espléndida, un guión absolutamente genial, un montaje como pocos, una banda sonora que evoca al western, una fotografía brutal, una sinceridad extrema en cada escena, un desenlace sobrecogedor, una filosofía de vida, una renovación de géneros ... ¿Todo esto en 137 minutos?. Incluso nos hace ver a Superman con otros ojos. Obra de culto. 

PD. Esto es por lo que seguía a Tarantino

Diego S.

lunes, 11 de abril de 2011


Scream creo escuela en el cine de slasher


Wes Craven es considerado el maestro del terror de la actualidad y quien ya se daba por “acabado” en aquel entonces –hablamos de los noventas--, se reinventó a él mismo curiosamente a base de reciclar las bases en las que se apoyó durante las décadas de los 70 y 80. El encanto de Scream es que a través de un excelente grado de auto-consciencia, consigue sobrepasar la pantalla. Y lo hace con una fórmula cinéfila, en otras palabras: el cine dentro del cine. Es como una clase magistral de terror en el séptimo arte de los últimos tiempos, o mejor dicho, una recopilación, como si se tratara de una biografía firmada por el propio Craven.

En las dos horas de la cinta se hallan casi todos los clichés del género --jóvenes medio alelados, generosas cantidades de sangre, sustos facilones-- y estos son usados siempre a favor de un espectáculo ciertamente divertido. En la misma línea de referencias, el personaje de Randy Meeks -encarnado por Jamie Kennedy- y sus reflexiones sobre el terror cinematográfico, y por otra los recurrentes guiños a otras cintas del género --muy acertado el cameo del propio Craven interpretando al conserje que viste con un llamativo sombrero y un jersey a rayas rojas y negras, y que se llama… Fred!--

Scream: Grita antes de morir tiene un tono autoparódico de la cinta no impide disfrutar de una seria reflexión sobre las influencias que puede llegar a crear el cine, a parte de los esperados buenos momentos de terror. Un buen ejemplo de ello es el arranque del filme, que no podía ser mejor: un prólogo (con la jovenzuela Drew Barrimore como protagonista), que pone los pelos de punta y que supone toda una declaración de intenciones por parte del autor. Porqué así es Scream, de principio a fin y que es un gran homenaje a sus orígenes. 

Irónicamente, la realidad se mezcló con la ficción, dando lugar a numerosos casos de jóvenes que emulaban al asesino “Ghostface”. Esta fue una de las consecuencias trágicas de Scream, la otra la situaríamos en la corriente artística, ya que casi sin quererlo, Craven estableció las bases para un nuevo resurgir de la serie B, con una serie de títulos infumables entre sus filas –vamos son un puño de copias, así que no las mencionaré-- a pesar de ello, no es más que la enésima demostración del poder de una esta cinta que gustará o no, pero como ya se ha podido comprobar, creó escuela ,y esto ya no se lo quita nadie. Espero con ansias la cuarta entrega.

Diego S.

domingo, 10 de abril de 2011


Up in the Air, crisis económica, relaciones y soledad.

Amor sin escalas resulta ser un retrato de una sociedad actual, donde los principales problemas a los que se afrontan son, la vida laboral y social.


Jason Reitman se ha perfilado como una gran promesa dentro de los nuevos talentos emergentes de Hollywood, gracias a sus cintas de comedia inteligente, Gracias por fumar (2004) y la popular Juno (2007), con esta última logró estar en toda premiación conocida y entrar en el grupo selecto de “futuro” gran director. Con Up In The Air –no me gusta su título en español—reafirma que su talento es nato y no un golpe de suerte. 

Ryan Bingham (George Clooney) se dedica a viajar por Estados Unidos para despedir a personas que dejan de interesar a una empresa en cuestión. Hablando en materia, Bingham es quien le va-a-dar-una-patada-en-el-culo si su empresa prescinde de sus servicios. Pero en estos tiempos en que casi todo pende de un hilo, el trabajo de Bingham, un triunfador en su campo, empieza a peligrar cuando una chica (Anna Kendrick), experta en recursos humanos, propone un cambio en la empresa, con el fin de recortar gastos en los numerosos viajes en avión... cuando todo en la vida del protagonista gira alrededor de su trabajo. Paralelamente, aparece una mujer, Alex (Vera Farmiga), con la que congenia inmediatamente… 

El regreso de Reitman a la silla del director fue una cinta vendida como comedia romántica, sin embargo, Up in the air se aleja de ese género que más allá de incitar risa o suspiros, provoca empatía con un tema tan cotidiano como lo es la odisea de afrontar el ser despedido de un trabajo y todo lo que pende de un empleo, todo esto visto desde una secuencia inicial llena de testimonios de personas sin trabajo. Un crudo inicio para una cinta que se promociona como comedia romántica. 

Amor sin escalas resulta ser un retrato de una sociedad actual, donde los principales problemas a los que se afrontan son, la vida laboral y social, todo esto desglosado de una manera veraz y astuta, que disecciona la vida de un cuarentón Ryan Bigham, perdido en un mundo donde todo lo importa en su vida es reunir cierta cantidad de millas en vuelos y los encuentros ocasionales con desconocidas. Clooney quien es el protagonista realiza un trabajo espléndido –vaya el papel fue hecho especialmente para él—quien carga de manera metafórica una maleta ligera, ¿Porqué metáfora? El hombre huye de su vida, no le gusta regresar a casa que parece un cuarto de hotel más, está de paso siempre porque cree que le dio la vuelta a todo y viaja ligero sin la "pesada mochila" que representan los deberes conyugales, los padres, los hijos, los hermanos y aún las amantes, su casa es el aire, allá donde no hay nada y cero responsabilidades, donde todo es ligero y sólo se deja llevar donde este lo arrastre. 

La película es la más grande demostración de egoísmo narcisista pero también de cobardía que puede demostrar el ser humano. Sin embargo, paradójicamente, esta es la principal razón por la cual vale la pena verla. 

Clooney no pudo tener un mejor soporte de actores, Anna Kendrick demuestra que más allá de comedias de adolescentes y Crepúsculo, tiene dotes histriónicos al representar a la juventud fría y vulnerable, Vera Farmiga es la ya típica mujer moderna y decidida que se aleja del prototipo que se ha pintando durante muchos años, donde el sexo femenino es el débil y vulnerable. 

Up In The Air esconde reflexiones muy acertadas tras su fachada de comedia romántica ya que, entre gag y gag, trata temas como la crisis económica, la deshumanización de las relaciones profesionales, el exacerbado uso de la tecnología, el desapego vital que pueden generar cierto tipo de trabajos, la precariedad laboral a la que están sometidas la mayoría de los trabajadores y su total dependencia económica… y por supuesto, el tema central del argumento: ¿Es posible ser feliz en soledad? ¿Vale la pena renunciar a parte de nuestra libertad por no estar solo?

Diego S.

jueves, 7 de abril de 2011


Camino salvaje un vía crucis de reflexión


Camino salvaje se convirtió en una de las cintas que compras y las dejas en el olvido prolongado su reproducción. Su tráiler no me atraía en lo más mínimo, ni si quiera por el reparto y ni por quien estaba a cargo de la dirección. Ahora sólo les puedo decir que es una cinta que disfruto mucho y ya la he visto más de cinco veces. 

A comienzos de los años noventa, el joven e idealista Christopher McCandless (Emile Hirsch), abandona su vida en la civilización, se cambia de nombre por el de Alexander Supertramp, deja sus posesiones y dona sus 24.000 dólares de ahorros a la caridad para poner rumbo a la salvaje Alaska, donde espera encontrarse con la verdadera naturaleza y con la verdad de su existencia. Basada en el best-seller de Jon Krakauer, que con su libro -basado en las notas del diario que el joven escribió en sus viajes- inmortalizó la historia de McCandless. 

La historia se divide en diferentes etapas según el aprendizaje hacia el desapego de lo material durante su peregrinaje: la iniciación, la madurez, la sabiduría… Etapas todas ellas contadas mediante flashbacks recurrentes desde el destino final de Christopher, donde finalmente anotará en uno de esos libros que siempre le acompañaban la ansiada respuesta de su búsqueda, la cual los espectadores descubriremos junto con él al acabar la emotiva proyección. Si bien ese empeño últimamente muy de moda de meter flasbacks en historias que podrían perfectamente llevar un desarrollo lineal no termina de ser señal de agudeza de los guionistas, en este caso no supone demasiado inconveniente ni resta viveza a la narración que se mantiene en todo momento sin decaer. 

A través de la aventura y el placer del viaje, Sean Penn en su cuarto trabajo tras la cámara, nos introduce realmente en reflexiones sobre el ser humano y la búsqueda de respuestas de un joven que emprende un proceso para encontrarse a sí mismo -un viaje también interior, probablemente el más importante-. Basándose en la realidad vivida por Christopher McCandless, la película acompañada por una muy buena fotografía con excelentes paisajes y retratos de variopintos personajes, nos descubre las entrañas de un chico que un buen día decidió cambiar su vida prescindiendo de todos los bienes posibles para preguntarse aquello que nos decía la ya vieja “The logical song” del grupo musical del que tomará su falso apellido: ¿Quién soy? 

Into The Wild pudo haber servido de inspiración para la reciente 127 horas de Danny Boyle, por alguna extraña razón ambas cintas me parecen muy parecidas –independientemente de que ambas sean basados en hechos reales--, las dos tratan sobre la exploración y la búsqueda de respuestas y preguntas, al final cada una tiene conclusión trágica o de revelación. 

Camino Salvaje trasciende porque la acertada dirección de Sean Penn, sabiendodar la atmósfera verdadera, religiosa, humanista, naturalista, la incertidumbre, la apertura existencial tan antigua y cautivadora que sintió este joven como antes muchos otros en la Historia, desde Sidharta, pasando por Jesús de Nazaret, Francisco de Asís o Ghandi, todo un vía crucis existencial que viene a calmar el alma –no, no me fumé nada--- de la felicidad no convencional, del plus existencial. Poética.

Diego S.

miércoles, 6 de abril de 2011


Avatar: avance tecnológico, historia ya contada


James Cameron vuelve a romper moldes una vez más, y aunque no cambie el rumbo del cine, al menos logra cautivarnos, entretenernos y agradarnos. Es lo mínimo que yo pedía.

Luego de una inmensa campaña de promoción, y la promesa de que iba a cambiar el rumbo del cine (revolucionar, era la palabra exacta), Avatar ha resultado ser menos que eso, pero más de lo que los escépticos preveían. Visualmente, y es de esto lo que hay que hablar primero, es muy posible que nunca se haya visto nada igual. Ni siquiera George Lucas ha podido recrear con ese nivel de realismo un ecosistema entero, con esa riqueza medioambiental, y esos paisajes que ya han quedado grabados en las retinas. La película entera, desde que llegamos a Pandora, no deja de sorprendernos con multitud de paisajes tropicales-galácticos, de noches bioluminescentes impresionantes y de toda clase de criaturas surgidas de la imaginación de Cameron. Quizá la revolución era ésa: construir solamente con herramientas informáticas todo un mundo nuevo, con tal nivel de realismo, que al segundo minuto nos olvidemos por completo que todo está recreado infográficamente, y que creamos realmente que el equipo de rodaje estuvo allí y lo rodó en esos parajes. 

Pero claro, luego está el meollo de la cuestión: si la revolución tenía que ser completa, debía tener una historia a su altura, un guión nuevo, original, rompedor. Y me para eso doy un perfecto ejemplo: "2001: Una odisea en el espacio", que sí fue revolucionaria por una razón sencilla, utilizó unos efectos especiales jamás vistos hasta entonces para contar una historia jamás vista hasta entonces. Y aquí, aunque Cameron demuestra tablas y experiencia, y con un buen guión y un sabio uso del tempo narrativo y del ritmo, nos cuenta la historia de Jake Sully y los Na'Vi sin permitirnos casi un momento de respiro, pero dejando que los personajes hablen y muestren sus dudas... pues no alcanza la cuadratura del círculo. 

Y es que los homenajes/guiños/clichés a otras películas, otros mundos y otras obras, son demasiado visibles. Ya se han dicho por aquí: Danza con lobos, o la historia del hombre que deja su mundo y su raza para encontrar su lugar en otra raza más espiritual y apegada a la tierra, El nuevo mundo/Pocahontas, o la misma historia añadiendo el inevitable romance y las inevitables carreras por el bosque a medianoche, aparte de que los Na'Vi recuerda poderosamente a ciertas tribus indias (más aun, si resulta que al jefe de la tribu le pone voz Wes Studi, tantísimamente visto y caracterizado como indio en Danza con lobos, Gerónimo, El último mohicano o El nuevo mundo). Cierto que el concepto del avatar puede ser algo novedoso, y que ciertas escenas bélicas y de destrucción por parte de los militares puede ser una especie de "denuncia" al apego que tienen los yankis por arrasar con todo en la parte del mundo que sea. Pero para mí no es suficiente, necesitaba algo más rompedor, algo más hipnótico y novedoso para que saliera deslumbrado y asombrado de la sala.

En cualquier caso, como cinta de aventuras es muy buena, no existe el infantilismo que asola el género hoy en día (no quiero ponerme a recordar ejemplos de "búsquedas", "piratas" y demás), y contiene un mensaje bienintencionado y con más profundidad de lo que pudiera parecer al principio. Lo mejor que puedo decir es que los 700 millones que se han gastado lucen perfectamente, y se nota, puesto que en lo relativo a efectos visuales, jamás he visto nada como esto. En cuanto a los actores, todos cumplen, pero me quedo con Stephen Lang (me encanta su militar fascista, cabrón y chulo) y con Sigourney Weaver, que haga lo que haga, siempre está bien. Sam Worthington cumple con solvencia, Zoe Saldana cautiva, y Michelle Rodriguez hace de Michelle Rodriguez, básicamente. La banda sonora de James Horner, sin ser lo mejor de toda su carrera, es muy buena, lírica, poética y que retrata muy bien el mundo tropical de Pandora. Espero que esto suponga un relanzamiento a su carrera y salga del oscuro bache en el que estaba. 

James Cameron vuelve a romper moldes una vez más, y aunque no cambie el rumbo del cine, al menos logra cautivarnos, entretenernos y agradarnos. Es lo mínimo que yo pedía.

Diego S. 

lunes, 4 de abril de 2011


Bastardos Sin Gloria, no es una obra maestra, pero tampoco es mala película.

Reciclaje del mundo de Tarantino 
Tarantino hace un cine diferente y siempre revestido de polémica. Sus películas corrompen la realidad, juegan con la historia al igual que con el espectador. Antes de su última cinta, Tarantino me convencía con la mayoría de sus trabajos –mi película favorita es Pulp Fiction--, pero a estas alturas el director me parece muy sobrevalorado con su estatus de “rockstar”. Lo que está claro es que sus películas no dejan indiferente a nadie. 


Durante la ocupación de Francia por los alemanes, Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent) presencia la ejecución de su familia por orden del coronel nazi Hans Landa (Christoph Waltz). Ella consigue huir a París, donde adopta una nueva identidad como propietaria de un cine. En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) adiestra a un grupo de soldados judíos ("The Basterds") para atacar objetivos concretos. Los hombres de Raine y una actriz alemana (Diane Kruger), que trabaja para los aliados, deben llevar a cabo una misión que hará caer a los jefes del Tercer Reich. El destino quiere que todos se encuentren bajo la marquesina de un cine donde Shosanna espera para vengarse. 

¿Qué es Tarantino?
Tarantino es sangre.
Tarantino es violencia.
Tarantino es diversión.
Tarantino es aburrimiento y reciclaje, un nicho de su ego.

Todo esto también se nos muestra ante nuestros ojos en esta alocada obra.
Haciendo un análisis más profundo de esta película se pueden extraer las siguientes conclusiones. 

Destaca en el plantel Christoph Waltz del que nada tengo que aportar a lo mucho que ya se ha escrito de él, tan solo decir que tendrá difícil volver a igualar o superar su magnífica interpretación. Brad Pitt uno de mis actores favoritos, para mí en esta película sobreactúa y no termina de convencer, sus gestos valdrían para Jim Carrey pero Brad es otro tipo de actor. Diane Kruger bellísima llena la pantalla con su presencia y buen hacer.

Muchos dicen que Tarantino se ha reído de la historia. Yo no pienso así. Yo creo que el director ha querido hacer una historia con libertad basándose en personajes históricos. Me explico. El bueno de Quentin no es un profesor de historia. Es un director que juega con unos personajes ya creados y un contexto que altera con descaro y alevosía. El guión es un quiero y no puedo, la idea va perdiendo ritmo a medida que avanza el metraje.

Por tanto sin ahondar más en los aspectos técnicos de la película. La sensación de la obra es como un vaso medio vació. Lo que acabas de ver ni te enamora ni te desagrada, ni te emociona ni te desesperada, ni te aburre ni te divierte. Trabajo difícil de valorar porque tu mente después de 153 minutos no tiene muy claro lo que acaba de visionar. El tiempo se te ha pasado rápido si pero piensas que podría haber sido mejor utilizado por quien nos cuenta todo esto. Bastardos Sin Gloria se queda en un punto medio. No es una obra maestra pero tampoco es mala película. 

Me pareció muy agradable de mencionar la multitud de referencias cinéfilas que nos aporta el director, ya sea una comparación entre Linder y Chaplin, varios carteles de películas de Clouzot, la mención de Lilian Harvey, actriz que hizo gran cantidad de películas alemanas en los años veinte y treinta, la cual no debe ser mencionada en presencia de un oficial alemán, ya que a pesar de hacer cine alemán y ser hija de un alemán, su nacionalidad era inglesa. La mención de Georg Wilhelm Pabst, director de cine austríaco y expresionista... O la interesantísima comparación de Goebbels con David o. Selznick. La película está muy cargada de detalles propios de un gran cinéfilo como es Tarantino y es un detalle que me gusta.

Diego S. 

sábado, 2 de abril de 2011


Yugioh un episodio largo de la serie



Sale el manga, posteriormente un ánime en forma de serie, el juego de cartas y finalmente la película. YuGiOh tiene la estrategia típica de marketing y de consumo que ya conocemos vía Pikachu, la criatura amarilla que me encanta. 

En lo profundo de las arenas de Egipto, un viejo mal ha despertado. Anubis, que fue derrotado hace siglos por el misterioso alter ego de Yugi –el Faraón– ha vuelto en busca de venganza para destruir a Yugi y dominar el mundo... 

Creo que funcionó bastante bien en el box office sin llegar al brutal éxito que tuvo la primera peli de la saga Pokemón. 
También estuvo acompañada de pésimas críticas y no es extraño encontrársela en la lista de peores películas de la historia en páginas web donde vota el público.
Pero en México somos generosos. Y es que la época dorada del cine ánime, el destape, nos regaló innumerables joyas que hacen que veamos con muy buenos ojos a esta clase de cintas 

Como uno ya está curado de espanto y hay que ver de todo, me dispuse a ver la cinta por que soy fan del juego y la serie –tengo mi baraja lo confieso--- sin demasiadas expectativas. Mejor dicho, ninguna expectativa.

Y desde luego estos japonenses se la rifan. YuGiOh está repleta de un arsenal de estúpidas y repetitivas poses frikis y un argumento sacado de una sesión de cartas del tarot. Simplemente ya me esperaba eso. YuGiOh no es más que un episodio doble para sacar el dinero de los padres cuyos niños están enamorados del pelo empitonado del protagonista y a los cuatro frikis que han disfrutado del juego de cartas, han leído el manga o se han comprado el accesorio que se coloca en brazo dispuestos a arrasar el mundo.

Diego S.