domingo, 21 de agosto de 2011


Loco y Estúpido Amor. La comedia melancólica.



En la línea de comedias “realistas”, Loco y Estúpido Amor puede destacar por sus múltiples clichés y por su grandioso reparto. Los que acudan al cine esperando una carcajada simple, definitivamente se llevarán una sorpresa con Crazy, Stupid, Love, ya que resulta como una comedia agridulce en el que la risa convive con algunos momentos de conmovedora melancolía. 

Cal Weaver (Steve Carell) de cuarenta y tantos años y conservador, está viviendo su sueño: buen trabajo, casa bonita, buenos hijos y un matrimonio con su amor de secundaria. Pero cuando Cal se entera de que su esposa, Emily (Julianne Moore), le ha sido infiel y quiere el divorcio, su vida “perfecta” se deshace rápidamente. Y peor, en su vida de soltero, Cal, quien no ha salido con chicas en décadas, se ve como el arquetipo del rudo. Ahora, gastándose sus noches libre, enfadándose solo en un bar local, Cal es protegido por un apuesto y de treinta y tantos, jugador, Jacob Palmer (Ryan Gosling). En un esfuerzo para ayudar a Cal a superar lo de su esposa y a empezar a vivir su vida, Jacob le abre los ojos a Cal para que vea todas las opciones que tiene: chicas coquetas, tragos varoniles y sentido de estilo que no puede ser encontrado en The Gap. 

Tomando en cuenta el argumento, pensarán que se trata de una película más bien convencional –en principio me parece un estilo de Hitch el seductor-- se da la circunstancia, sin embargo, de que las interpretaciones de los actores y algunas originales situaciones, dan con un tono menos convencional de lo que podría parecer. 

Carell y Moore ofrecen momentos de enorme dramatismo, los actores jóvenes son absolutamente espontáneos; y si sumamos la química entre Gosling y Stone, Loco y Estúpido Amor resulta ser fresca y estimulante. 

Sumemos al gran reparto situaciones hilarantes, como la de Cal --mencionándose a sí mismo como una cebolla humana-- o la inesperada parodia de "Dirty Dancing" y la burla del cliché de la lluvia al momento de ser despreciado por la esposa –con esto podremos hacernos una idea de por qué la película funciona, una burla refrescada de las típicas situaciones del género-- 

La cinta tiene una tendencia algo conservadora –ese lema de las almas gemelas e importancia del matrimonio--. Pero a pesar de todo se valora ver una película en que Carell nos conmueva y en que actrices como Stone nos hagan sonreír sanamente. 

Disfrutable, conmovedora y muy entretenida. 

Diego S.

lunes, 8 de agosto de 2011


Medianoche en París: El mejor trabajo de Allen fuera de Nueva York

 Woody Allen Volvió por la puerta grande.


Reconozco previamente que me es muy difícil ser objetivo con cada cinta de un director al que admiro. Cuando esto ocurre se tiende a ser menos exigente, a dejarse llevar por todos esos guiños de una extensa obra que uno idolatra. Woody Allen es uno de mis directores predilectos, sin restar objetividad, me atrevo a decir que: Medianoche en París es su mejor cinta hasta ahora fuera de Nueva York. 

Allen es un intelectual en todo sentido de la palabra, sabemos que es un devorador de libros, pintura y cine, además de todas las manifestaciones de arte. Woody, realiza una oda al artista y su búsqueda de inspiración, a sus bases e influencias para la creación de un producto final. Puedo sonar un poco insolente, pero creo que Medianoche…es la cinta hermana de 8 ½ del grandioso Fellini --considero que tiene mucha influencia de este último--. 

Medianoche en París es toda una declaración de amor a la ciudad de París y a sus calles llenas de historia. Un auténtico regocijo para nostálgicos, que disfrutarán, durante poco más de hora y media, con las continuas idas y venidas de su protagonista y los distintos encuentros con muchos grandes del arte en general. 

Owen Wilson pareciera ser el mismo Allen proyectado en el joven actor –los gestos, la mirada perdida que hiciera famoso a Woody en varias de sus cintas—entregando su mejor actuación en la historia de su carrera –huele a nominación de globo de oro, chance y Oscar—. Katy Bates, Rachel McAdams, Adrien Brody, Carla Bruni –de seguro sólo la incluyó para tener facilidades en la grabación—Michael Sheen y Marion Cotillard. Un muy acertado reparto, en especial esta última quién luce exquisita y prometedora. 

La nostalgia es parte fundamental de la historia. En definitiva, no es más que la vía de escape de nuestras insignificantes vidas, una forma de redimir, si es que se puede, nuestra frustración, nuestro desencanto con la realidad con la que no parecemos encajar del todo y que nos lleva a idealizar y añorar el pasado. 

¿Que cualquier tiempo pasado fue mejor?... A lo largo del filme se pone de manifiesto que la insatisfacción con el presente es algo común de toda persona con un mínimo de sensibilidad o inquietud artística; una situación que se ha venido repitiendo en todas las épocas –yo siempre he deseado vivir en los sesentas--. 

Personajes como Scott Fitzgerald, Hemingway, Picasso, Dalí y Buñuel, entre muchos otros, nos acompañan en este maravilloso cuento de hadas en el que, al contrario de lo que sucedía en "La Cenicienta", al caer la medianoche cuando empieza la magia... Banda sonora, ambientación, historia... Todo exquisito. Woody Allen Volvió por la puerta grande.

Diego S.