domingo, 25 de agosto de 2013


El Conjuro es “lo mejor” del cine de terror entre la escasa propuesta del género.


Como les he comentado antes uno de mis géneros cinematográficos favoritos es el de terror y todo lo que se deriva de este. Hoy en día en México las cintas de horror son las más rentables, independientemente de que título sea, hasta la película más mediocre triunfa. En estos tiempos donde toda fórmula se desgasta hasta el cansancio con interminables secuelas y tramas poco originales es casi imposible que una historia de terror se buena, ante esta ola de churros se hablaba mucho de El Conjuro, cinta que ha triunfado tanto en taquilla como en crítica, me pareció lo mejor que se ha visto en el género en algunos años. 



La película está basada en la historia real de la familia Perron y sus encuentros sobrenaturales en su casa de Rhode Island. Ed y Lorraine Warren, investigadores de renombre en el mundo de los fenómenos paranormales, son llamados por una familia aterrorizada por una presencia oscura en una granja aislada. Obligados a enfrentarse a una poderosa entidad demoníaca, los Warren se encontraron atrapados en el caso más terrorífico de sus vidas. 

El que diga “lo mejor” no significa que sea una obra maestra, se infló mucho con tantas alabanzas, eso suele pasar después de no haber nada bueno durante años en el género. El Conjuro tiene muchos puntos a favor, comenzando por su excelente fotografía que te transporta a los años setenta, acompañada de una correcta banda sonora. El reparto destaca por la excelente interpretación de Vera Farmiga, quien como una vidente sufrida y madre protectora expresa su temor al toparse con un demonio como el que nunca se habían encontrado, lo acompaña un Patrick Wilson plano y una Lili Taylor en madre temerosa pero muy correcta. 

La secuencia inicial es lo mejor de la película, contar la historia de la muñeca Anabelle y como asechaba a las dos enfermeras dentro de su departamento le dio un despegue increíble a la película, la muñeca es realmente tétrica. 

Sí, reitero, técnicamente está bien hecha y hay un par de recursos --casi siempre sonoros-- que funcionan y que, incluso, pueden llegar a sorprender a alguien -y digo alguien- pero tengo que decirlo: es un tanto predecible, y no me refiero a que el argumento sea simple -que lo es-, sino a que las terroríficas herramientas que el director ha decidido utilizar son un puro y simple refrito de todo lo que se ha visto ya en los últimos años. 

La parte final se disfruta como lo más tenebroso y parte de lo rescatable de la película, todo gracias a la grandiosa dirección de James Wan, quien ya se ve más cómodo detrás de cámaras y muestra mayor fluidez en su trabajo. 

Es lo más rescatable de los que va del año dentro del género, pero no me parece la obra maestra que muchos presumen. Entretenida lo es, bien hecha está, pero me dejó un sin sabor. Seguro se van asustar, esperarán con ganas la secuela y la posible saga de los expedientes Warren. 

Diego Sahagún